Al momento de presentar el libro “Arrendamiento y desalojo”, es necesario referirse al padre del Ajedrez moderno en la desaparecida escuela soviética, Botvinik, quien afirmaba que solamente publicando sus trabajos, un ajedrecista progresa, porque esa tarea de someter a la crítica ajena, el trabajo propio permite identificar errores y hacer correcciones: “Usted no publica, entonces hágalo y al cabo de un par de años hablaremos de mejorar”. Los jueces, “sin querer, queriendo”, hacen públicas sus decisiones para las partes y sus abogados y, a la vez las “cuelgan” en internet, para que la comunidad pueda hacer crítica de ellas, sea a través de la prensa o publicaciones especializadas.

Al término del proceso, el litigante tendrá la mejor o peor opinión del Juzgador, dependiendo cómo le fue. El vencido, con su abogado, denostará la decisión y acusarán de miopía intelectual y moralidad dudosa al Juez; el vencedor se halagará y presumirá sabiduría. Ambas posturas no favorecen a la mejora de la justicia, pues lo importante para todos es someter a un análisis crítico la decisión y no a la persona. Allí sabremos si acertó o equivocó el Juez, allí podremos corregir el error o difundir el acierto. Las críticas pensadas, permiten a jueces y abogados mejorar su labor.
Y todos podemos hacer críticas pensadas, lo único que se requiere es, paradójicamente, pensar y hacer conocer a las personas lo que se piensa. En el libro “Arrendamiento y Desalojo”, se pretende ello; se analizan dos instituciones: el contrato de arrendamiento y el desalojo, a través de la jurisprudencia, doctrina y casuística. No es un estudio monográfico tradicional, sino es encontrar en las vivencias diarias, el derecho aplicable; de lo más simple a lo más complejo; de lo más antiguo a lo más novedoso. Se expresan dudas y contradicciones que presenta la legislación y jurisprudencia, se desarrolla doctrina, pero todo sobre la base de historias de a pie y escritorio.
Entonces, querido lector, se trata de un libro puesto al alcance de todos, con el que se identificará y aprenderá; y es una forma de someterse a la crítica ajena para corregir lo que se debe, pues como afirma Fischman, aun cuando no sea grato, que nos digan nuestros errores, es la única manera en que podemos aspirar a ser mejores.
(Publicado en el diario La República el 25.07.2016)
(Publicado en el diario La República el 25.07.2016)
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