En la película “En busca de la felicidad”, que
protagoniza Will Smith, se nos recuerda que la felicidad, no llega a tu vida, a
menos que trabajes para lograrla. El argumento, del film, es luchar por lo que
uno quiere y aun cuando sea dura la jornada, no debe decaer el empeño, que al
final serás feliz. El “sí se puede” es
una frase que nos anima a seguir y al final terminamos creyendo en nuestro
propio esfuerzo para conseguir lo deseado. Sin embargo, para algunos, la felicidad
no es algo que requiera esfuerzo, sino que, para un presidente extranjero, era
suficiente crear un ministerio de la felicidad y ordenar por decreto que todos
son felices: “qué esfuerzo ni sacrificio, suficiente decretar que somos felices
y actuar como tales que la fiesta hoy no acaba”.

Muchos litigios que llegan a nuestra Corte, se deben a
que las partes o no entendieron a lo que se comprometieron o no pueden cumplir
lo ofrecido. Cuando ello sucede, el incumplido
demandado, en más de las veces, en lugar de honrar su palabra, se enfrasca en
dilatar el proceso. El que no previó el
incumplimiento no entiende que un proceso judicial toma más tiempo que el
deseado. Se afirma que la justicia que
tarda no es justicia, pero la que acelera demasiado tampoco. En un proceso hay
que pensar, tanto jueces como abogados y ello toma tiempo.
Luego de un proceso, a veces se cree que una buena y/o
justa sentencia es suficiente para recuperar la felicidad; pero la vida
demuestra que una sentencia es un paso más, en el largo camino de la justicia y
que la ejecución de la misma, es un martirio, sobre todo, para quienes litigan
contra el Estado. Pero no sólo es el Estado
el que incumple, sino que muchos vencidos en juicio imitan lo malo.
Existen casos en los que es mejor buscar la felicidad
a través de la solución amistosa de un conflicto mediante una conciliación o
transacción, que llevar su caso a un Tribunal.
No es que los Tribunales estén demás, sino que da la razón a una de las
partes y más de una vez, la razón está en ambas o en ninguna. Hay procesos de división y partición de
herencias, entre hermanos que duran más de 10 años y sea cual fuere el
resultado ya perdieron todos. Invite al diálogo, que Mahoma iba a la montaña
cuando ésta no lo visitaba. No olvide que negociar significa, en latín, negar
el ocio, es decir, trabajar para lograr una solución.
Entonces, estimado lector, si no desea el largo tránsito del litigio judicial para buscar su bienestar, reflexione antes de cada decisión y contrate pensando si podrá cumplir o no y averigüe los antecedentes de las personas con quienes trata. Más que ganar un juicio, evítelo a través de buenos tratos. Benjamín Franklin decía que la felicidad no es un golpe de suerte, sino es un construir diario con pequeños logros. Dese la oportunidad de construir su futuro, que su vida no se arreglará con una sentencia, menos con un decreto.
Entonces, estimado lector, si no desea el largo tránsito del litigio judicial para buscar su bienestar, reflexione antes de cada decisión y contrate pensando si podrá cumplir o no y averigüe los antecedentes de las personas con quienes trata. Más que ganar un juicio, evítelo a través de buenos tratos. Benjamín Franklin decía que la felicidad no es un golpe de suerte, sino es un construir diario con pequeños logros. Dese la oportunidad de construir su futuro, que su vida no se arreglará con una sentencia, menos con un decreto.
(Publicado en el diario La República el 11.01.2016)
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