lunes, 3 de septiembre de 2012

Entre deberes y Villita


Suele suceder que nos fijamos más en los defectos que en las virtudes que tienen las personas, las instituciones y las cosas, tanto así que está en moda el dicho: “piensa mal y acertarás” y claro, como no todo siempre sale bien, se cree tener la razón; pero es un error pues si alguien piensa mal, tendrá malos pensamientos y cómo atraemos lo que nos proponemos, atraeremos cosas malas: Ley de la atracción, la llaman (R. Byrne).

Por algunos actos de corrupción, que censuramos en todo momento, obviamos la difícil labor que deben cumplir magistrados y servidores jurisdiccionales.  El trabajo en el Poder Judicial es duro.  Lo más urgente es atender la carga procesal que no repara en cuantas personas trabajan, sino en los plazos que la Ley establece para resolverla.  Se critica la lentitud del Poder Judicial y es cierto, los procesos demoran mucho, algunas  veces por las leyes, las más por las articulaciones procesales de abogados, y las menos porque los especialistas legales no proveen a tiempo o porque los jueces toman demasiado tiempo para decidir.  Si su proceso demora, sea diligente, visite el Juzgado y hágalo saber el Juez y al especialista, así como lo hacen en el evangelio de Lucas 18.

Es necesario saber que en la Corte de Justicia de Arequipa, existen servidores que entregan, sus mejores esfuerzos y más grandes empeños y el sistema no paraliza un instante para decirles por lo menos gracias.  Por citar un reciente caso, se acaba de retirar del trabajo, por límite de edad don Hernán Villanueva, conocido por todos como el Sr. Villita, ejemplo de corrección, dedicación, puntualidad y trabajo cumplido.  El Sr. Villita pasó 40 años en esta Corte Superior de Justicia, y tuvo que superar el trauma tecnológico que supuso el paso de las Remington a las primeras IBM.  Un mundo nuevo al que nadie estaba preparado antes.  Si caía enfermo y no podía trabajar, pues simplemente al sanar en la oficina lo esperaba el trabajo acumulado y es que así es la vida de los judiciales, si te enfermas en plena recuperación a trabajar.  Hoy el Sr. Villita está en casa, sin un gracias por el deber cumplido: no tenemos tiempo ni para eso.  Es común encontrar servidores que laboran más de 10 horas diarias, contra una carga procesal que aumenta a diario y si no se atiende se vuelve inmanejable; se ha perdido la vida familiar de los fines de semana y ello debe saberse, así como que al momento de cobrar remuneraciones, los servidores judiciales están entre los servidores del Estado peores pagados.

Sabemos que la ciudadanía a la cual nos debemos, espera mucho de nuestra labor, somos conscientes; pero el esfuerzo humano tiene límites.  El nivel de estrés que se vive en el día a día es alto.  Este panorama lo debemos enfrentar, en equipo, servidores jurisdiccionales y jueces, pues en la cadena de valor, todos somos igualmente importantes: cada juzgado, cada sala, conforman un equipo que funciona por el esfuerzo de todos y si alguien no suma, pues habrá que retirarlo.

Entonces amigo lector, no solamente se fije en lo malo, pues amargará su vida, sea proactivo proponiendo soluciones para los problemas que usted trae al Poder Judicial.  No porque una columna tenga manchas, dejará de sostener el techo, si el juez o el especialista se equivocan o no le dan la razón, no es que sean corruptos; simplemente son humanos o es que usted no tiene la razón.  Sea un litigante honesto y si busca justicia y halla actos de corrupción, no caiga en ellos denúncielos, y así formará parte de la solución y no será parte del problema.  No crea en su abogado cuando le diga que hay que pagar para que su juicio se gane.  Un juicio se gana simplemente con pruebas y argumentos sólidos y frente a ello no hay corrupción que funcione.  Si tiene la razón y el derecho de su lado, reclámelo, no tiene porqué comprar nada, que la justicia no se compra, se exige sin que ello signifique gritar, pues sus gritos harán que sus argumentos no se escuchen.