lunes, 15 de julio de 2013

Tocan a la puerta, ¿quién será?

Una experiencia pesada en mi juventud se presentaba cuando, descansando, veía en la televisión el partido de futbol esperado o mi programa favorito y “ding dong” sonaba el timbre, bajaba a abrir la puerta y alguien inoportuno te buscaba o el cartero te entregaba un sobre insignificante; sin embargo, esa molestia es nada frente al hecho de levantarse, abrir la puerta y recibir una notificación judicial dirigida a un nombre desconocido que puede ser un anterior inquilino del inmueble o el conocido que vendió la casa. Preocupa más que el papel se refiera a una obligación de dar suma de dinero por un título valor.  Las personas que han pasado por esto, buscan un abogado, hacen un escrito, devuelven la notificación, pero el Juzgado les notifica una vez más y ahora porque no procede la devolución, ya que el título valor consigna su dirección para ser cobrado.

Si el Juez no acepta la devolución, no es que no le crea, sino que si alguien fija un domicilio para cumplir sus obligaciones, allí será notificado, no en otro lugar; no significa que quien vive en la casa pagará la deuda ajena, sino que allí se notificará y se seguirá el juicio al deudor. Quien recibe notificación ajena en su casa, debe avisar al acreedor lo que está pasando y así evitar más problemas.

Si usted es deudor y cambia de domicilio, avise a su acreedor vía comunicación oportuna e indubitable, de lo contrario no hay cambio que valga y lo tendrán por bien notificado en la dirección que originalmente dio y hoy ya no vive.  Un deudor diligente avisa el cambio de domicilio para que le notifiquen bien y, de ser necesario, defenderse oportunamente en un juicio. Las notificaciones son en beneficio suyo. Sino comunicó su cambio de domicilio, no podrá defenderse a tiempo y eso sólo lo perjudica a usted.  El acreedor puede oponerse a su cambio de domicilio, si cree que dicho cambio es para dificultar el cobro.

Puede suceder, que un incumplido sea quien se esconde tras la puerta y, mal aconsejado, le pida a algún amigo o pariente que devuelva la notificación y diga que abandonó la casa hace mucho y que no saben de él. Mala idea, el Juzgado rechazará la devolución y verá que además que gastar tiempo y dinero, perdió la oportunidad de defenderse en un proceso y contestar la demanda, que para eso fue notificado.  Cuando alguien tiene algo que decir a su favor, esconder la cabeza no es una solución. Con defensa o sin ella, si es que debe, tendrá que pagar.


Entonces amigo lector, recuerde que los tiempos actuales requieren personas diligentes.  Si es deudor, no pretenda ser el lobo engañador del juego de la ronda, porque solamente perderá su derecho a contradecir oportunamente los cargos en su contra.  Si cambia de domicilio avise a sus acreedores, guarde los avisos que dio, de lo contrario terminará como el lobo del juego: perdido.  Ciudadano que se respeta, jamás se esconde tras la puerta sin ejercer sus derechos plenamente.