Amado Nervo, nos cuenta, en su poema “En paz”,
que cuando sembró rosales, cosechó rosas; estimo que era necesario, que nos diga
además, que se tiene que cuidar la planta, para lograr hermosas flores; que la hierba
mala es la única que desarrolla sin cuidado alguno. Esto viene a colación, porque una vez más,
para variar, la desconfianza en la labor del Poder Judicial aumenta en
desaprobación ciudadana, y cuesta saber que pese a cada esfuerzo de mejora, no
logramos revertir tal tendencia.
Hay innumerables intentos, nuevos servicios,
registros y más acciones por mejorar el servicio de justicia y pese a ello los
ciudadanos nos miran de mal en peor. Esto tiene muchas razones, que van desde creer
erróneamente que mejores estadísticas optimizan percepciones: los números no
ganan afectos; hasta hechos internos de forma y esencia, que debemos corregir,
tanto en contenido como en apariencia, que el César era consciente que su mujer
además de honesta, debía parecerlo y ello exige que como judiciales nos
esmeremos en trabajar de manera más ordenada y pulcra, en la gestión de nuestra
persona y expedientes, pues ver una oficina atiborrada de papeles, no nos
invita a pensar que hay mucho trabajo, sino que o se trabaja con desorden o no
se sabe trabajar; que no es falso que todo entra por los ojos y algo en caos,
no se interpreta como eficiencia.
La envoltura debe resaltar el contenido, por lo
que no vale en nada tener notificaciones electrónicas si seguimos notificando
además físicamente y resolviendo lentamente; todo arreglo sin contenido es como
un maquillaje que no sirve. Además de cuidar nuestras formas, para revertir
tendencias, debemos gestionar adecuadamente los procesos y justificar el contenido
de las decisiones. Somos responsables de
sostener a diario los cambios que se promueven.
Es una tarea que en desgracia estamos solos,
pues si bien la gran mayoría, exige un país sin corrupción, sin inseguridad
ciudadana, con un Poder Judicial confiable, a pocos les preocupa plantar la
semilla adecuada; basta salir a la calle y ver cómo la grúa se lleva a un carro
aparcado en zona prohibida para mascullar que eso fue así, porque el policía
quería su coima, poniéndonos al lado del infractor, o nos pasamos la luz roja y
si el policía nos para, es que quiere su marmaja y no imponernos la sanción que
merecemos. Ejemplos existen miles, en gran medida somos ciudadanos que queremos
beneficios, pero sin tener responsabilidad. Esto aplica a ciudadanos de a pie
como a autoridades que causan cada desastre, pero que no se consideran
culpables de nada, excepto víctimas de un complot de opositores, siendo sólo un
mal ejemplo.
Entonces querido lector, tenemos una gran labor
que cumplir como servidor jurisdiccional y ciudadano, para obtener un futuro diferente.
No seamos los ciudadanos que en tiempos de clasificatorias al mundial y
peruanismo encendido, andan cosechando los mares, sin sembrar las tierras,
porque si bien el Perú es otro nombre de la gloria, es un país cuyo futuro necesitamos
construir; mejorando formas y contenidos. Hay que llegar al mañana, con una mayor
calidad de vida para todos, y es a ese futuro al cual también debemos
clasificar, no sólo 11 valientes, sino todo un país; que si no sembramos para el
futuro, seguiremos cosechando lo malo del presente.
(*) Publicado en el diario La República, en la fecha.
(*) Publicado en el diario La República, en la fecha.
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