Facundo Cabral solía decir que, lo que se perdía de
gloria personal, se ganaba de eternidad; es decir, si desea trascender debe
procurar que los esfuerzos propios busquen el beneficio colectivo; tal vez no
lo recuerden, pero siempre lo tendrán presente. Esta idea va en contrapartida
al individualismo actual, resumido en “gracias a mí, esto funciona”, lo que no
es verdad. Las grandes instituciones, requieren líderes que guíen equipos de
trabajo comprometidos en un buen servicio, con visión alineada hacia un
objetivo común. Las individualidades permiten ganar partidos, producen aplausos
y palmadas en el hombro, pero son los equipos los que hacen campeones a sus
integrantes.

Los adelantos tecnológicos en una institución, deben
tener dos objetivos, el primero brindar un mejor servicio al usuario, que en el
caso judicial permitirá la disminución de nulidades procesales y sobre todo reducirá
el tiempo, pues justicia que tarda, hace sufrir a quien la busca; y para los
jueces y servidores jurisdiccionales y administrativos, la posibilidad de trabajar
mejor y recuperar la vida familiar y personal. Si no logramos ello, toda
modernidad será más carga que beneficio.
En este camino de mejora, somos conscientes que los
justiciables, en más de una ocasión han sentido algún maltrato o recibido
alguna decisión que consideran injusta y/o tardía. Se trabaja para corregir
ello, pese a que hoy nuestra sociedad vive una escalada de violencia y poco
respeto a la autoridad y a las razones, lo que se ve reflejado en los expedientes
judiciales y en los litigantes. Se está perdiendo la esencia de un proceso:
buscar justicia, para convertirlo en un instrumento de venganza. Aplomo y
mesura deben ser las insignias de quienes laboramos acá, teniendo cuidado de
los lobos disfrazados de corderos, fácilmente identificables pues son
aquellos que “jamás se equivocan y si algo les sale mal, culpan a un tercero”.
Hoy, la ciudadanía puede apreciar decisiones en la
CSJA que protegen derechos y/o imponen sanciones a quienes las merecen; tal vez
no gusten, pero no todos tienen la razón. El cuello y la corbata no hacen a
alguien inmune a la justicia, eso debe reconocerse. Falta bastante, pero con la
reflexión, trabajo en equipo y adecuado uso de la tecnología, el mañana tendrá
los frutos esperados.
Entonces, apreciado compañero judicial, si bien la vida parece más dura que antes, jamás olvide, que las grandes personas no hacen grandes instituciones, sino que las grandes instituciones son obra de personas que trabajan en equipo, debidamente guiadas hacia un futuro común. Una mejor CSJA evidenciará que en su interior hay grandes líderes y personas; por el contrario una peor CSJA, desmerece a sus servidores; elijamos la primera opción, la ciudadanía se lo agradecerá, su familia, también.
(Publicado en La República el 27-07-2015)