Los jueces del país empezamos noviembre con protestas por un presupuesto
justo, porque sabíamos que el Poder Ejecutivo había recortado el presupuesto
necesario para funcionar como poder, en imitada conducta del padre que quiere
someter a su hijo no otorgándole lo que le corresponde ni dándole la
independencia necesaria. El Ministerio de Economía y Finanzas, estima que
recortar el presupuesto de los magistrados, los hará tocar su puerta para pedir
por favor lo que corresponde por derecho y así, de esta manera, no permitir un Poder
Judicial fortalecido con jueces absolutamente independientes. El Poder Judicial
es el contrapeso necesario para la vida en democracia.

La ciudadanía considera que los jueces son seres privilegiados, gran
error. Los magistrados vivimos más de 13 años con sueldos y bonos congelados. Sépase
que a diario se nos evalúa, por litigantes y abogados que al perder un juicio suelen
endilgarnos la culpa de su derrota. El Consejo Nacional de la Magistratura,
ajeno al Poder Judicial, ratifica cada 7 años a los magistrados nombrados,
proceso al que no se somete a otro funcionario público. Ser juez es una gran
responsabilidad de juzgar a otros, y no un privilegio del que se abuse.
Se yerra al señalar que si tendríamos vocación trabajaríamos sin
reclamar. Los jueces hemos sido pacientes más de 20 años y si hoy se hacen plantones,
marchas, vigilias y más, es porque toda paciencia tiene límite. Afirman quienes
menos piensan que si ser juez es tan difícil, deberíamos renunciar, como si a Gandhi
le hubieran dicho que si no le gusta la esclavitud en la India, que se vaya y
se acabó el problema.
Rechazamos la corrupción y si alguien tiene ingresos ilícitos, a
identificarlo y a la calle que los de casa queremos un Poder Judicial limpio,
con litigantes y abogados honestos.
Los magistrados estamos unidos en un reclamo justo, con la cabeza
levantada, reconociendo la importancia de los litigantes, pero sin permitir burlas
sobre nuestros derechos. La respuesta que tenemos los magistrados, ante todo
intento de incumplir o disminuir nuestros derechos es la unión y el rechazo
firme.
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