Siempre se suele ser valiente cuando los vientos soplan a favor de uno,
pues cuando vienen en contra, creemos que la mejor parte del valor es una
prudente retirada. ¿Recuerdan que en la
época de la bonanza bursátil aparecieron muchas personas, que se asustaban al
primer ladrido, pero que invertían en los fondos mutuos de mayor riesgo?. ¡A mí me gusta el riesgo!, decían; pero,
luego de la estrepitosa crisis bursátil a nivel mundial, la bolsa cayó y se fue
la valentía, se perdió la plata y hasta hoy existen quienes pagan deudas, a
riesgo de perder la casa en la que viven.
Muchas personas tienen aversión al riesgo; que como palabra no existe en
el idioma chino, ellos al referirse al riesgo, lo llaman oportunidad y peligro,
lo que es correcto, pues así como se está frente a la posibilidad de inmensos
rendimientos, también pueden haber grandes pérdidas. Nunca olvidemos que a mayor ganancia, siempre
habrá mayor riesgo y viceversa.
Como quiera que a veces el entusiasmo momentáneo lo confundimos con
valentía y visión para los negocios, el derecho ofrece una alternativa serena para
aquellos que trabajan por el dinero, quieren tener sus ahorros, comprar sus
cosas y pagar la educación de sus hijos sin mayor riesgo. Estimo que esas personas, que las llamaremos seguras,
son mayoría en nuestra sociedad: trabajan para terceros, no tienen negocios
propios, no serán millonarios, pero siempre tienen pan en casa y poco a poco aumentan
sus bienes, ahorros y gustitos. Otras
personas, con visión empresarial, no trabajarán por el dinero, buscarán que el
dinero trabaje para ellos y vaya que tienen mis aplausos, en la medida que sepan
lo que hacen.
Si usted se identifica como una persona segura, el derecho le da la mano
y permite que el cuidado de los bienes familiares se haga a través de una
figura llamada “Patrimonio Familiar”, que es la protección a un conjunto de
bienes que no se puede embargar, tampoco vender y formará parte de la herencia de
nuestros hijos. Allí usted y su cónyuge,
pueden proteger, en esencia, la casa habitación de la familia, en lo necesario
para vivir en beneficio, fundamentalmente, de los esposos e hijos. Hay que seguir un trámite, cuyo requisito
básico, es no tener obligaciones pendientes de pago que resulten
perjudicadas en su cobro, es decir que si está sobre endeudado, no podrá
constituir patrimonio familiar, así que piense en cómo hacer que no crezca la
deuda y pagarla, ya que puede perder sus bienes. La constitución de patrimonio
familiar, no es recomendable para todos, si bien es cierto le da seguridad, el
principal inconveniente es la limitación de la disposición de la casa habitación.
Si usted es un auténtico emprendedor y el riesgo es su compañero, no le
conviene constituir patrimonio familiar, porque dicho patrimonio será un activo
sobre el cual sus acreedores no podrán cobrarse, y su capacidad como sujeto de
crédito puede disminuir sensiblemente; si es como la mayoría de personas que
vive fundamentalmente de su trabajo, puede resultarle beneficioso tener un
patrimonio que no puedan quitarle.
Entonces amigo lector, recuerde que no todos han nacido para ser
arriesgados. Existen personas seguras que no les gusta arriesgar; no es malo,
no se gana mucho, pero la tranquilidad no tiene precio. Reflexione, conózcase y luego actúe, que sus
hijos se lo agradecerán. No olvide jamás que hay que usar los martillos para
los clavos y los desarmadores para los tornillos, jamás al revés, es decir si
es seguro el patrimonio familiar es una posibilidad; si es arriesgado para
los negocios, no.
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