No hace mucho, el Presidente de la República criticó que casi 2,000 “malos
policías” despedidos, fueran repuestos por mandato judicial, mostrando su indignación
por el peligro que ello nos representa; pero, en vez de averiguar por qué pasa
ello: “no seguir los procesos disciplinarios con arreglo a ley”, para corregir
a futuro, culpó al Poder Judicial. Cuando no reconocemos los yerros, inherentes
al hombre, por desgracia los repetimos y si nos excusamos en que terceros tienen
la culpa de lo que hacemos mal, retrocedemos como sociedad.
Es usual para las autoridades acusar al Amparo de los males sociales. Se
dice que repone corruptos, invade el fuero congresal, permite negocios al
margen de la ley u otros males; no obstante, el amparo (proceso), debe su
nombre no a alguna agraciada mujer, sino al desamparo en que se puede encontrar
un ciudadano por culpa de quien ignora las leyes y la Constitución. Si las
autoridades cumplen la Constitución y las leyes, no hay amparo que les haga
frente, mas si actuamos sin reflexionar, el proceso de amparo frena
arbitrariedades.
Todos estamos de acuerdo en que policías, funcionarios y cualquier sinvergüenza,
no trabaje para el Estado y que sea castigado por su delito. Despedirlos está
bien, pero hay que hacerlo correctamente, pues cada ser humano tiene derechos y
debemos permitir que se ejerzan y luego, si así debe ser, para afuera y a cerrar
la puerta, que si buscan amparo, el Juez dirá al infractor no, pues no se le vulneró
derecho alguno. No debe olvidarse que
cada amparo fundado por vulneración de los derechos de un presunto corrupto,
genera una sensación de impunidad y fomenta más corrupción. También será
importante que los jueces actúen apegados al derecho, sin creer que el amparo
es una repartija de indulgencias.
La ciudadanía protesta y afirma que sólo los delincuentes e investigados
tienen derechos en los juicios; ello no es cierto, todos los tenemos; sucede que
los procesados los utilizan por su condición y muchas veces con exceso.
Nosotros, no los usamos porque no los necesitamos. Cuando uno está sano no toma
medicinas. Usted ciudadano honrado, tenga la certeza que si por desgracia alguien
lo denuncia o demanda, ejercerá sus derechos plenamente. Eso sí, debe mejorarse
leyes para cortar excesos. Hay amparos
justos como el de muchos jubilados, que hoy gozan de mejores pensiones, gracias
a él. El amparo nació para protegerlo
del desamparo, ésa es su naturaleza.
Entonces, no es que a los jueces les guste otorgar
amparos, es su deber hacer vigente la Constitución, por el bien social; como
las medicinas amargas que hacen recuperar la salud y las tomamos así no nos
gusten. Sabemos que lo mejor es curarse en salud y si hay un mal servidor y/o
trabajador corrupto, a hacer las cosas bien, a despedirlo, porque si vulneramos
sus derechos, volverá y perdemos con su retorno. Si a la reincorporación del
primer policía se corregía el error, tal vez el resto no habría regresado a
aumentar nuestra inseguridad. Las autoridades deben aprender de sus errores,
porque sino entre tanto "Amparo", ni "Socorro" nos salva.
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