No es fácil escribir sobre los derechos de los jueces en un Sistema Judicial cuestionado por la ciudadanía, más por desconocimiento e información sesgada; pero leyendo la crónica judicial se verá innumerables fallos, que pese a las leyes existentes, permiten una mejor vida ciudadana. Por citar ejemplos en el área civil, se desconoce, que hemos restituido derechos pensionarios, renta vitalicia, pago de bonificaciones que el Ejecutivo negaba; se ha repuesto a trabajadores arbitrariamente cesados, entre otros. Ahora, no todos los que acuden al Poder Judicial tienen el derecho de su parte y eso hay que tenerlo claro.

Los jueces como servidores públicos vivimos como cualquier otro trabajador, con familias y responsabilidades. Sin embargo, si restituimos derechos laborales de terceros ¿no sería justo que se cumplan nuestros derechos laborales?
Han pasado más de 20 años de vigencia de la Ley Orgánica del Poder Judicial y no se cumple lo que dispone la norma; y más aún, algunos intentan reducir nuestras remuneraciones. Un Juez debe percibir como retribución, un porcentaje del haber de un Juez Supremo (90%, 80% y 70%, según sea Juez Superior, Especializado o Paz Letrado). Jamás se ha cumplido dicha norma. El último incremento de haberes fue hace 10 años y nada más. Oficialmente existe una inflación acumulada mayor al 31% en dicho periodo (2002-2012); es decir, que mientras estamos trabajando hemos perdido un tercio de nuestro poder adquisitivo.
Somos como cualquier ciudadano, así que si nuestros sueldos se reducen en un tercio, debemos trabajar más para compensar la diferencia, pero resulta que, a diferencia de otros funcionarios públicos, los jueces trabajamos a dedicación exclusiva; es decir, no podemos ejercer nuestra profesión de manera independiente, ni tener negocios particulares, sólo se nos permite ejercer la docencia universitaria en forma limitada. Pocos saben que el acceso a la judicatura es vía concurso público abierto a todos los abogados, sobre la base de exámenes y méritos. No se nombran jueces antojadizamente. Una vez elegido, el Juez, es pasible de todo tipo de quejas merecidas o no. Cada 7 años nos sometemos a un proceso de ratificación a cargo del Consejo Nacional de la Magistratura, evaluación a la que no se somete algún otro funcionario público. ¿Algún otro servidor de carrera del Estado, somete su trabajo a una ratificación que a veces termina con el magistrado en la calle y sin trabajo?
Ser un buen magistrado requiere, entre otras cualidades, esfuerzo, constante estudio, dedicación y honestidad; por lo que necesita una remuneración justa, conforme al nivel de exigencia y como lo establece la Ley. La magistratura no es fácil y si seguimos en ello, es porque tenemos la convicción del deber. Tenemos vocación, mas ello no significa renunciar a un remuneración justa que nos corresponde. Usted lector, tiene vocación para realizar su trabajo, pero no implica hacerlo gratis o dejar que pisoteen sus derechos. Nosotros tampoco permitiremos que atropellen nuestros derechos .
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